15 abril, 2006

"Historia Mia y de Mi Sueño"

Sentado frente a la computadora e intentado capturar historias en el aire decidió que ya ninguna, ficticia por demás, quería acompañarlo. Todas eran hasta inconcebibles y cada una de ellas le exigían aventuras en su desganada vida. No había mas que muros que lo apretujaban y espadas que lo cercenaban cual muñeco de goma.
Las horas pasaban y asintió consigo mismo contar su propia historia, pero no desde su nacimiento sino una vivida recientemente, soñada con mente tan viajera como el quijote y pensada y construida como las historias de Julio Verne.
Desde hace algún tiempo no se encontraba como aprendiz de escritor y sólo se limitaba a escribir poemas o desahogos para sacar de su trillada mente todos los problemas, amorosos en su totalidad, que le aquejaban la diaria contienda. Tenia meses que ni se disponía a tocar su guitarra o salir con sus pocos amigos –amistades, como ella les llamaba- por tan sólo darle larga a sus asuntos profundos y despiadados.
Un día tan normal como todos, soñó algo mágico. Luego de tantos sueños desesperantes logró capturar uno. En él, se levanto de su cama y subió al techo de su casa, miró hacia arriba sin saber por qué y esperó algo, que tampoco lograba atinar qué era. Los minutos pasaban y él, con las manos alzadas, predispuso unas palabras "Conmigo y sin ti viviré mi vida". Se acercó a la orilla del tejado, cerró los ojos y dio un salto tan esperanzador que ni el mismo lo profesó. Viajó por un lugar extraño. Lo que mas alcanzó a ver fue un umbral de colores, destellantes, intensos, que lo dirigía a aquella aventura mental. Sentía una corriente de aire que los succionaba a donde nadie jamás ha pasado.
Aterrizó en un lugar que la entrada tenia un arco de bienvenida que decía “El Otro Lado del Espejo”. Lo cruzó. Caminó mucho mas no le causaba gran asombro ese lugar. Veía que todo era casi igual, con ciertas variaciones pero quería saber porque había llegado ahí. Entró a una calle en donde estaba gran parte de la gente que conocía en su barrio. Ellos lo veían pero al parecer no lo conocían. Mientras saludaba todos lo miraban con cara de extraño, cual forastero recién llegado. Él sabía que toda esa aventura era un sueño. Quería despertar y sentía que había gastado tantos minutos en ello hasta que alguien, con aspecto viejo y desaliñado caminando en frente de él y con ánimos de saludarlo se le acercó y dijo: Hola, Angel, ¿como estas?. Asombrado por la apariencia del hombre y tan quieto como cara de fotografía alcanzó a decir: Bien, ¿tú como estas?
_Muy bien, te estaba esperando.
_ ¿Como? Pero…
_Sí, he estado esperándote desde que has estado tan sólo; tan tú.
_ ¿Y como sabes eso?
_ ¿Que como lo sé?, mírate en el espejo y te darás cuenta de porqué lo sé.

El hombre tomó a Angel por el brazo y se elevaron por el aire, levitando palabras y emociones. Andaban por el viento caminando, como pisando tierra firme, ni un movimiento de aleteo o algo así para mantenerse en el aire.
Angel lloraba de emoción porque apreciaba sensaciones que en la vida había saboreado. Al cabo de cierto paréntesis de silencio el hombre dijo que se llamaba Legna. Le hablaba con un tono tan suave, comprensivo, calmante de penas, en fin, esperanzador. En el viento Legna le mostró a Angel tanta gente que él conocía. Todos aquellos desdichados que en la vida real conocía, en el sueño eran tan felices y todos aquellos felices en vida real, por el contrario tan infortunados.
Sus recuerdos se volvieron tajantes como a flor de piel cuando vio a la mujer que perdió y por la que se arrepiente mucho de tantos hechos irónicos y de desamor. Ella andaba sola caminando por calles y avenidas, con las manos extendidas. Legna le explicó cual psicólogo que sus manos estaban así porque esperaba una mano compañera que la llevara por su rumbo, acompañada y llena de tantas sonrisas, besos y caricias. Le manifestó también que andaba solitaria aquí porque seguramente en la vida real estaba acompañada y que no sabía si ese acompañante era Angel u otra persona. Angel por su parte se sintió miserable al saber esa noticia y hasta pensó en quedarse por esos lugares para llegar hacia ella, reconquistarla y no perderla de nuevo.”Ni lo pienses” –dijo Legna- leyendo hasta sus pensamientos.” ¿Que? Porqué lo dices” – respondió Angel.
_ No puedes quedarte acá, este no es tu mundo, yo se que has pasado por penas muy marcadas últimamente pero créeme que aquí vivo yo y no tú. Yo fui quien te trajo acá y desde hace tiempo he estado esperando por comenzar este sueño y decirte tantas cosas.
_ Yo me quiero quedar aquí, es por ella que estoy así.
_ No, no hay manera de entrar acá y en caso de que entraras serias todo lo contrario a lo que eres en tu vida. Sin más palabras qué mediar Angel supo que Legna tenía la razón e igualmente recordó todo las buenas cosas que había construido poco a poco. Pensó en todos los años que han pasado para cumplir sus metas y todas aquellas que le faltan por trabajar y cumplir además de todo el tiempo que ha invertido para las que actualmente disfruta, lo poco que le falta para graduarse y la corta pero querida vida que ha disfrutado y por supuesto su familia, su cuarto –trono diario y consecuente.
En tan pocos segundos se quitó la idea de la cabeza. Dejó de mirarla a ella en su caminar y hasta deseo que divagara tanto en ese mundo para que en vida real fuese muy feliz, con o sin él. Legna le dio unas pocas pero tantas razones para volver a ser feliz consigo mismo que lo que más le quedó fue abrazarlo por tan fiel y necesitada ayuda para luego despedirse. En ese instante Angel empezó a descender con otros ánimos, con otras esperanzas y con sonrisas pensadas, solo para gastarlas en su felicidad. Lo dejo todo allí como lo encontró, no pensó siquiera en cambiar nada porque si lo hacia su vida por el otro lado iba a tomar otro camino. Sus amigos igual y ella en su constante buscar.
Mientras bajaba Legna gritó “si quieres saber quién soy yo realmente, cuando despiertes búscame en el lugar en donde sabes si estas bien arreglado”.
Angel bajó finalmente y sintió un ambiente mas relajado en su descenso. Despertó de su sueño y mientras estiraba sus huesos y músculos recordó su aventura, así que fue corriendo al espejo y fue allí donde vio que Legna lo saludaba con una sonrisa idéntica a la suya.
Estimando la ayuda de Legna dijo: “gracias”.

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